Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 17 de noviembre de 2017

Peregrinación a Roma y Tierra Santa


La Biblia dice que todos somos "extranjeros y peregrinos" en este mundo (1Pe 2,11), caminantes hacia la patria definitiva, que es la del cielo.

Y la Carta a Diogneto (texto del siglo II) afirma que los cristianos "habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña".

Los desplazamientos que realizamos a lugares singulares en tiempos especiales nos recuerdan nuestra condición de peregrinos.

Juan Pablo II escribió en 1999 una "Carta sobre la peregrinación a los lugares vinculados a la historia de la salvación". Allí habla de "los «lugares» de Dios, aquellos espacios que él ha elegido para poner su «tienda» entre nosotros, con el fin de permitir al ser humano un encuentro más directo con él".

El papa reconocía que podemos encontrar a Dios en cualquier sitio, pero hay lugares que nos recuerdan especialmente su obra salvadora y favorecen una experiencia de fe más intensa:

"Dios está presente en cada rincón de la tierra, de tal modo que todo el mundo puede ser considerado como «templo» de su presencia. Con todo, esto no impide que, así como el tiempo puede estar acompasado por momentos especiales de gracia, el espacio pueda estar marcado análogamente por particulares intervenciones salvíficas de Dios. Por lo demás, esta es una intuición presente en todas las religiones, en las cuales no solamente hay tiempos, sino también lugares sagrados, en donde puede experimentarse el encuentro con lo divino más intensamente de lo que sucede habitualmente en la inmensidad del cosmos".

Más adelante, afirmaba que nuestras peregrinaciones nos recuerdan que Dios camina con nosotros y que nuestra vida es un viaje a su encuentro: 

"Ir con espíritu de oración de un lugar a otro, de una a otra ciudad, en el espacio particularmente marcado por la intervención de Dios, no solamente nos ayuda a vivir nuestra vida como un camino, sino que nos presenta plásticamente la idea de un Dios que nos ha anticipado y nos precede, que se ha puesto él mismo en camino por las sendas de los hombres, que no nos mira desde lo alto sino que se ha hecho nuestro compañero de viaje".

Efectivamente, el encuentro con nuestra raíces nos ayuda a profundizar en nuestra identidad. Y no hay duda de que las raíces de la fe judeo-cristiana están en el Medio Oriente, la tierra de los patriarcas, de Moisés, de David y, sobre todo, de Jesús, María y los primeros discípulos.

En los relatos evangélicos, Jesús se presenta casi siempre en camino. Y a sus discípulos les invita a seguir sus huellas. Que la peregrinación sea una imagen de nuestro deseo de ir al encuentro de Cristo y de los hermanos.

Los Hechos de los apóstoles nos hablan del viaje de san Pablo desde Jerusalén a Roma, desde la capital de Israel a la capital del Imperio romano, para poder extenderse desde allí hasta los confines de la Tierra.

En Roma se conservan las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, de los numerosos mártires de los orígenes del cristianismo, así como numerosos testimonios de fe acumulados a lo largo de los siglos.

Ya he tenido ocasión de anunciarles los detalles de la peregrinación a Tierra Santa de este año (del 2 al 10 de junio). También los de la peregrinación a Roma, que tendrá lugar a continuación (del 10 al 15 de junio). Quienes lo deseen, pueden participar solo en una o en la otra o en las dos.

Como son peregrinaciones, todos los días tendremos la celebración de la eucaristía, momentos de oración en los lugares santos, reflexiones bíblicas, explicaciones históricas... y tiempo para la convivencia fraterna.

Para quienes no puedan desplazarse, pondremos fotografías y explicaciones de los lugares visitados, como hemos hecho otros años.

Como es natural, en Israel visitaremos Nazaret, Belén, Cafarnaún, Jerusalén, el lago de Galilea, el río Jordán y el santuario de la Virgen del Carmen en el Monte Carmelo.

En Roma visitaremos las grandes basílicas papales (San Juan de Letrán, Santa María la Mayor, San Pedro en el Vaticano y San Pablo extramuros), además de los restos arqueológicos de la Roma imperial, la ciudad barroca, varios museos y la zona de los “Castillos Romanos” (Frascati, Castel Gandolfo y Ariccia), así como la ciudad de Tívoli (Villa D’Este y Villa Gregoriana).

Muchas personas me escriben preguntándome los precios o las combinaciones para ir desde sus lugares de origen a Madrid, a Tel Aviv o a Roma. Yo siempre les respondo que me encargo de la organización, de la animación espiritual, de las explicaciones históricas y culturales... pero de los transportes, alojamientos, seguros y demás cuestiones de intendencia se encarga desde hace muchos años una agencia de Valencia, en España. Hasta ahora, todos los participantes han quedado siempre muy satisfechos con ella. Estos son los datos de contacto:

D. Abel Roig
http://www.viajesarpa.es
E-MAIL: aroig@viajesarpa.es
TEL. FIJO: +34.963130270
CELULAR: +34.639636521

Les recuerdo que a medida que se acercan las fechas sube el precio de los billetes de avión, por lo que es necesario no dejarlo para el último momento.

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